Sujetando las manos del dolor
espera muda junto a la ventana
que la brisa fresca de la mañana
entre sus labios traiga un nuevo amor.
Saca un suspiro del congelador
y secando una lagrima que mana
de sus ojos verdes de mejorana
mendiga un beso lleno de calor.
Un gemido de soledad se abraza
al cuello desnudo de un
calendario
que vaga locamente enamorado
por un sendero de luz y esperanza
ahogando su alma de abecedario
en las aguas de un pozo abandonado.
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