Ebrio de libertad, un grito repta
sobre un empinado sendero de amor
cortándole dedos y uñas al dolor
que desayuna detrás de la puerta.
Siembra una semilla de paz, en la
huerta
donde suele dormir y almuerza el
rencor
y camina entre lagrimas y sudor
por una tierra de luto cubierta.
En las pestañas de un futuro
incierto
traza hondos surcos de
solidaridad
que expresa con valor un
pensamiento
que vuela sobre las nalgas del
viento
describiendo una estelas de libertad
en las paredes del conocimiento.
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