Quiso vivir solo para soñar
y cada noche su viejo esqueleto
en guantes de dolor y olvido envuelto
del vientre salía para volar.
Sin miedo entre las caderas del mar
volando por los andamios del viento
luchando hasta dar su último aliento
con todos los que quisieron luchar.
Quiso vivir solo para soñar
y mantuvo firme en cada momento
el valor inmenso para ayudar
a los que nunca
dejaron llevar
dentro de su
mochila: ni sustento
ni una vieja caña para pescar.
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