Cuando la flor del naranjo bañaba
su pelo color blanco de azahar
un navajazo frio quiso matar
la paloma que a volar empezaba.
Libre de la moral que le azotaba
como el cielo negro azota la mar
el olvido azul quiso arrebatar
los sueños que cada noche soñaba.
Un grito arañó la cara del viento
y a lomos de un caballo sin cabeza
confuso se lo trago el firmamento.
Derramando en sus mejillas un llanto
abrió su pecho en canal y sin fuerza
beso la boca del conocimiento.