Como la brisa celosa que choca
contra la muralla del firmamento
la pureza y el amor que por ti siento
choca contra tu corazón de roca.
Un grito de dolor llega a tu boca
escondido entre las alas del viento
buscando en tus labios el alimento
que tu cuerpo desnudo me provoca.
Atado a tu un cinturón de castidad
muerdo las migajas de tus caricias
que son como
fogatas encendidas
que reaparecen en
la oscuridad
repartiendo sueños y fantasías
y mueren: tristes, solas y apagadas.
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